Los papeles de Aspernse construye sobre pocos elementos: tres personajes, Venecia y los famosos "papeles" que traen de cabeza al narrador.
Esta nouvelle, palabra elegante y delicada que me gusta utilizar aunque sea en susurros ya que mi pronunciación del francés deja mucho que desear, y que se refiere, simplemente, a una novela corta, está escrita por Henry James.
Salió publicada por entregas en una revista en 1887 y un año más tarde ya en forma de libro. Esto quizás explica el tono de misterio que envuelve la obra a pesar de que el argumento en sí no tiene mucho de misterioso. Al leerla, sobre todo el primer tercio, por momentos me ha recordado a la sensación que provocan las series de televisión justo un minuto antes de terminar, pensadas para dejar al espectador en suspense hasta el capítulo siguiente. Esto produce un efecto curioso en la narración, ya que después de ese momento "clímax" la resolución es casi inmediata, al estar leyendo un libro completo y no fascículos.
¿Qué deduzco de esta reflexión? Que me encuentro irremediablemente contaminada por la cultura de masas. Debería leer más clásicos. Sé que son importantes en la formación intelectual y que de ellos derivan casi todos los símbolos e imaginarios que se manejan actualmente en la cultura. En otros momentos vitales, sobre todo mientras estudiaba Filología Hispánica, leí asiduamente clásicos de la literatura, pero ahora que no tengo "mentor" que me guíe por sus caminos, con frecuencia arduos y costosos, me dejo llevar por lecturas más sencillas de acometer. De vez en cuando aún me embarco en un clásico, aunque sea una obra corta y ¿menor?, como en este caso.
¿Lo mejor de la novela?
La ambientación en un verano veneciano, que consigue trasladarnos al calor pegajoso de sus canales y a los viejos y decadentes palacios que conocieron tiempos mejores.
Los personajes femeninos, con precisas descripciones entre gestuales y psicológicas que nos ayudan a conocer sus motivaciones ocultas.
La información dosificada sobre el poeta Aspern y la obsesión del narrador con su obra, que hace que la novela juegue con un ritmo creciente hasta el desenlace.
Del autor, Henry James, solo he leído, además de esta, la famosa y muchas veces adaptada Otra vuelta de tuerca,de la que recuerdo que me causó una ligera inquietud.
Conclusión: un poco de estilo victoriano y psicologismo burgués son un necesario contrapunto a tanto "post" todo.
Seguiré leyendo, entre otros blogs interesantes sobre libros, este, que invita y da argumentos para leer clásicos básicos.
Salió publicada por entregas en una revista en 1887 y un año más tarde ya en forma de libro. Esto quizás explica el tono de misterio que envuelve la obra a pesar de que el argumento en sí no tiene mucho de misterioso. Al leerla, sobre todo el primer tercio, por momentos me ha recordado a la sensación que provocan las series de televisión justo un minuto antes de terminar, pensadas para dejar al espectador en suspense hasta el capítulo siguiente. Esto produce un efecto curioso en la narración, ya que después de ese momento "clímax" la resolución es casi inmediata, al estar leyendo un libro completo y no fascículos.
¿Qué deduzco de esta reflexión? Que me encuentro irremediablemente contaminada por la cultura de masas. Debería leer más clásicos. Sé que son importantes en la formación intelectual y que de ellos derivan casi todos los símbolos e imaginarios que se manejan actualmente en la cultura. En otros momentos vitales, sobre todo mientras estudiaba Filología Hispánica, leí asiduamente clásicos de la literatura, pero ahora que no tengo "mentor" que me guíe por sus caminos, con frecuencia arduos y costosos, me dejo llevar por lecturas más sencillas de acometer. De vez en cuando aún me embarco en un clásico, aunque sea una obra corta y ¿menor?, como en este caso.
¿Lo mejor de la novela?
La ambientación en un verano veneciano, que consigue trasladarnos al calor pegajoso de sus canales y a los viejos y decadentes palacios que conocieron tiempos mejores.
Los personajes femeninos, con precisas descripciones entre gestuales y psicológicas que nos ayudan a conocer sus motivaciones ocultas.
La información dosificada sobre el poeta Aspern y la obsesión del narrador con su obra, que hace que la novela juegue con un ritmo creciente hasta el desenlace.
Del autor, Henry James, solo he leído, además de esta, la famosa y muchas veces adaptada Otra vuelta de tuerca,de la que recuerdo que me causó una ligera inquietud.
Conclusión: un poco de estilo victoriano y psicologismo burgués son un necesario contrapunto a tanto "post" todo.
Seguiré leyendo, entre otros blogs interesantes sobre libros, este, que invita y da argumentos para leer clásicos básicos.
Contaminados por la cultura de masas... Cierto. Los clásicos nos quedan lejos, y lo mismo habría que leerlos con luz natural, la de la aurora o la de media tarde. Si no, encender velas. El flexo los deslumbra, creo.
ResponderEliminarLeyendo tu fabulosa crítica (de una novela que no he leído), me vino a la memoria una situación que viví y sobre la que pienso a veces. Estábamos en una playa, no recuerdo dónde, yo era adolescente y por tanto algo gruñona. Opiné que para mi gusto era una pena que hubiera gente. Acababa de leer "Muerte en Venecia", y se ve que me sentí en la necesidad de decir ese despropósito, influida por la decadencia de Thomas Mann. "Antes sí que debía ser una gozada, eso de estar en una playa casi desierta..." Mi padre me contestó que tenía razón, pero que antes yo tampoco estaría ahí.
En la época de los clásicos, tal vez ni tú ni yo, querida Aida, hubiéramos podido leerlos. Así que, sin complejos con nuestra época. Un abrazo.
Me encantó, esa obsesión que te va llevando poco a poco al desenlace asfixiando incluso y pensando que realmente hay gente así.
ResponderEliminarMe gusta muchísimo como escribe Henry James
Besos