Nick Hornby es como ese conocido que muchos tenemos, melómano, periodista musical, técnico de sonido o coleccionista de discos; pero la diferencia es que él escribe novelas.
Obras en las que la música "popular": rock, blues, folk (y seguro que me dejo algún estilo porque yo no soy una experta) funcionan como hilo conductor de la trama o como un personaje más.
Obras en las que la música "popular": rock, blues, folk (y seguro que me dejo algún estilo porque yo no soy una experta) funcionan como hilo conductor de la trama o como un personaje más.
Conocía a este autor por Alta fidelidad, que no he leído, pero en la que está basada una película digna, a pesar de estar protagonizada por John Cusack.
Creo que hay varias novelas suyas adaptadas al cine, lo que es lógico ya que su estilo es muy visual y tiene un ritmo narrativo ágil y muy cinematográfico.
Juliet, desnuda, es el título de la novela, y dentro de la trama es el nombre de un álbum acústico de Tucker Crowe, un cantante maldito que lleva quince años sin publicar ningún disco y que gracias a Internet cuenta con un grupo de megalómanos obsesionados con su figura que se dedican a estudiar sus canciones y su vida hasta el más mínimo detalle, y a elucubrar sobre los motivos de su desaparición de la escena musical. De todo esto nos vamos enterando a través de Duncan, que es uno de sus más acérrimos fans.
La novela empieza con un viaje que hacen Duncan y su novia Annie por los EE. UU., siguiendo los pasos de sus últimas actuaciones. Una vez de regreso a su aburrido pueblo costero de Inglaterra, la aparición del disco Juliet, desnuda va a revolucionar sus vidas.
Este es el trasfondo, pero la verdadera historia, y lo mejor de la novela, es la relación de pareja entre Duncan y Annie.
Casi rozando la cuarentena, llevan quince años juntos y su relación ya no tiene mucho sentido. Es una sucesión de rutinas, roles enquistados y miedo a la madurez, muy bien descritos por Hornby, que no es nada complaciente con sus personajes, pero que hace que te conmuevan y te hagan reír porque es fácil verse reflejado en sus miserias. Sus vidas van a dar un vuelco cuando Tucker Crowe se cruce de forma sorpresiva en sus vidas, y aprenderán que nunca es tarde para perseguir lo que realmente se desea.
Casi rozando la cuarentena, llevan quince años juntos y su relación ya no tiene mucho sentido. Es una sucesión de rutinas, roles enquistados y miedo a la madurez, muy bien descritos por Hornby, que no es nada complaciente con sus personajes, pero que hace que te conmuevan y te hagan reír porque es fácil verse reflejado en sus miserias. Sus vidas van a dar un vuelco cuando Tucker Crowe se cruce de forma sorpresiva en sus vidas, y aprenderán que nunca es tarde para perseguir lo que realmente se desea.
Los personajes, sobre todo Annie, destilan humanidad, y sus diálogos hacen que sea fácil olvidar que son personajes en lugar de personas reales. La novela es incisiva, desmitificadora y a la vez sencilla y sin pretensiones.
Me ha parecido entrañable y con un argumento muy original, aunque es cierto que después de una primera parte brillante en la que es difícil soltar el libro, la segunda parte pierde fuelle y se vuelve algo previsible y sin la chispa del comienzo.
(Si quieres comprar esta novela y no la encuentras en tu librería de barrio o en la biblioteca puedes comprarla a través de este enlace).
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