Como ya sabéis mi madre es una gran admiradora de Berlín, y además de venir a vernos (a mí y a su nieta) siempre que puede, se dedica a leer todo lo que cae en sus manos sobre la ciudad.
Hoy le cedo el espacio para que os hable de la novela Situaciones berlinesas del escritor Raul Zelik.
Berlín, finales de los noventa, han pasado varios años
desde la reunificación, Mario empieza la treintena en un estado de crisis y
confusión que le lleva a poner patas arriba el tipo de vida que ha llevado
hasta el momento
La crisis empieza en su WG (casa compartida) del barrio de
Kreuzberg, es genial la descripción de los compañeros de piso, de la forma de vida y de los conflictos que se dan
en este tipo de viviendas, muy habituales en Berlín.
Por un hecho casual y
empujados por la precariedad económica endémica de sus miembros, se convierten en “cobradores de deudas a
morosos” lo que les lleva a vivir situaciones increíbles.
A lo largo de los capítulos vamos recorriendo distintos
barrios del Berlín de aquellos años, desde los más obreros y marginales como
Neukölln, hasta los más pijos y exclusivos como Charlottenburg.
El autor nos va enseñando una galería de personajes de los
que no deja títere con cabeza y riéndose de todos y de todo: La madre que se ha
bajado en todas las estaciones de la progresía pero que ahora parece haber cogido
un tren bastante conservador; el hermanastro rico y triunfador gracias a sus
chanchullos y especulaciones
inmobiliarias propiciadas por la
caída del muro y el trabajo barato de inmigrantes ilegales, pero que está
pasando por un bache agravado por las
exigencias de sus numerosas ex esposas y su preocupación por un hijastro
adolescente adicto a los ordenadores y hacker
de alto riesgo; los trabajadores ilegales del Este y sus dificultades para
sobrevivir, incluidas las del idioma. No se sabe qué provoca más risa si el
alemán macarrónico con el que la mayoría de ellos se defiende o el alemán
“supercorrecto” del más listo que hace siempre de traductor, que ha debido
aprender el idioma en los cursos del Goethe Institut y que es tan cursi y
relamido que deja estupefactos a todos los berlineses que le escuchan. También
cuenta las dificultades de relación del protagonista con su novia serbia no
solo por las diferencias culturales sino
por la tremenda inseguridad de Mario, un autentico analfabeto sentimental que
desde su egocentrismo no entiende nada
de lo que pasa a su alrededor y huye de cualquier forma de compromiso.
Con este libro te ries a carcajadas, pero cuando lo cierras
te das cuenta de que el autor ha usado el humor para hacer una crítica feroz y
muy lúcida de la sociedad en que vivimos y no solo en Alemania: la corrupción, la
precariedad laboral, los trabajadores sin derechos, la pobreza, la desigualdad,
la emigración ilegal.... y también la vida en nuestras ciudades cada vez más
dura y difícil, y cómo afecta a nuestras relaciones personales y sentimentales.
(Isabel Sánchez)