Foto de Sergio Frutos. (http://www.sergiofrutos.de/sergiofrutos.php | ) |
La sociedad de consumo en este capitalismo tardío, decadente y cada vez menos orondo no deja de producir objetos, cosas servibles y también inservibles, a un ritmo frenético, para que sean devoradas por nosotros (a la vez que nos devoran) a cambio de dinero, dinero que volverá a la rueda de la producción en cadena y al consumo voraz en una suerte de rueda infernal de hámster que nunca debe detenerse, y que si, como en esta crisis interminable que vivimos, se empieza a ralentizar o hace amagos de pararse, nos plantará frente al "gran problema" del la (chan, chan, chan...) falta de crecimiento.
Y así en medio de este apunte que me he marcado sobre el paradigma del crecimiento perpetuo y exponencial, que se ha convertido en un furibundo dios intocable del post capitalismo global, por qué me da a mí por ponerme a hablar de camisetas, que qué tendrá que ver la velocidad con el tocino. Pues porque de tanto mirar a la gente una acaba aprendiendo cosas y elaborando teorías sociológicas de salón. Una de las que cultivo es que las camisetas son un símbolo de este tinglado en el que nos hallamos y una representación fiel de esta "metagilipollez" que nos caracteriza.
Cuando las relaciones interpersonales, el apoyo desinteresado y otros aspectos importantes de nuestras vidas se caracterizan por la liquidez y la incertidumbre se da una hiperreafirmación personal basada en el aspecto físico (las tiranías de la juventud y los estereotipos de belleza) y la forma de adornarse (tatuajes, piercings, etc.) y vestirse.
Es como si los menores de ¿40?, ¿50? años utilizáramos la ropa como eslóganes publicitarios de nosotros mismos, de nuestros gustos, orientación política o posicionamiento vital. Unas veces con conciencia, otras utilizando la ironía y el juego, y otras simplemente porque sí: o llevo una camiseta de Los Ramones sin haberlos escuchado nunca solo porque el revival del heavy es una nueva moda que será devorada y deglutida como todas las demás. La cosa ha llegado a tal extremo que vestimos a nuestros hijos como la extensión en miniatura de nuestras ansias de ser modernos.
Algunos ejemplos espeluznantes (y atrayentes):
- La chica con una camiseta en la que aparece una chica (muy parecida a ella) esnifando una gran raya de cocaína que dibuja la palabra Facebook, o hostia que miedo dan las verdades.
- Las camisetas de Go Veggi, o hazte vegano o te parto el morro.
- Las que llevan el lema Fuck Google, ask me, o me voy a reír del creador.
- Chica con unas tetas tremebundas con una camiseta de la cara de la modelo Kate Moss, la cual, gracias a su generosa anatomía, se deforma hasta mostrar una mueca macabra.
- Y para no olvidar los clásicos no puedo dejar de mencionar las camisetas con motivos de los indios americanos o las de las caras del Che, reinterpretadas ya a estas alturas de mil maneras.
Hay otro grupo de camisetas:
ResponderEliminarLas camisetas de las mareas (verdes, blancas...) que en los últimos años inundan las manifestaciones de Madrid.
No son fashion, pero da mucha alegria ver las calles inundadas con sus colores
Isabel