(Libros para niños)
Seguro que si habéis sido niños en los años setenta u ochenta del siglo XX en España conoceréis los libros de Teo. Teo es un niño pelirrojo de rizos esponjosos, mono naranja, jersey a rayas y edad indeterminada creado por Violeta Denou.
Con él visitamos una granja, el zoo, montamos en tren, en avión y en barco, conocimos distintos tipos de deporte, dormimos en casa de una amiga, jugamos en casa y en la calle, fuimos al mercado y nos disfrazamos, entre otras muchas aventuras.
Esta serie de cuentos tuvo muchísimo éxito en su época y cuenta con más de treinta títulos. Son libros con una vocación didáctica que buscan mostrar a los niños situaciones cotidianas y especiales que seguramente vayan a vivir o habrán vivido, a través del personaje de Teo, sus familiares y amigos.
Esta visión educativa se corrobora en las últimas dos páginas que son una guía didáctica de cada una de las historias para dar ideas a padres y profesores de cómo explicar las diversas situaciones que se presentan en ellos.
Esta visión educativa se corrobora en las últimas dos páginas que son una guía didáctica de cada una de las historias para dar ideas a padres y profesores de cómo explicar las diversas situaciones que se presentan en ellos.
Ahora, que tanto me interesan los temas educativos, es posible que clasificara los libros de Teo como un material perfectamente válido para trabajar dentro de la filosofía Montessori, ya que presentan situaciones reales en las que niñas y niños se pueden ver reflejados y son una forma estupenda de trabajar estos temas cotidianos con ellos.
Los textos de estos cuentos son muy sencillos, cortos y descriptivos, y lo que más llama la atención son sus coloridas ilustraciones.
Aunque es cierto que tienen un estilo que quizá para algunas personas, a día de hoy, puede resultar un poco "viejuno", pero que a mí me inspira mucha ternura y me recuerda a mi niñez.
Y... aunque me dé vergüenza lo voy a contar. Uno de mis primeros recuerdos es en mi guardería Petirrojo, un día que me cagué en un libro de Teo. Lo recuerdo perfectamente... la plasta encima de sus páginas, el sol de las cuatro de la tarde entrando por la ventana... en fin, aunque no lo parezca es un recuerdo muy poético para mí; ya veis que no me ando con remilgos con vosotros.
A M. también le han gustado mucho, y se ha pasado muchos ratos abstraída mirando sus ilustraciones, eso sí de un mundo que en cierto sentido ya no existe.
No recordaba la anecdota.
ResponderEliminarA lo mejor fue tu primera critica a un libro
Isabel