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(Libros para niños)
Grabowski es un topo simpatiquísimo que se ganó el corazón de mi hija hace un par de años.
Es cierto que en esta historia al pobre le pasan bastantes desgracias, pero al final del cuento volverá a recuperar la tranquilidad que tanto aprecia y necesita.
Tanto a M. como a mí no han gustado mucho las ilustraciones, bastante realistas y con colores muy adecuados para la historia medioambiental que se cuenta, y, sobre todo, la caracterización del topo con sus manazas para excavar.
También es muy interesante el punto de vista que adopta la historia. Aunque está narrado en tercera persona, el autor consigue que nos pongamos todo el tiempo en la piel del topo.
Grabowski vivía muy tranquilo en su pradera, excavando túneles y levantando toperas. Él era muy feliz así, alejado de la civilización y disfrutando del silencio.
A veces aparecía el granjero y se enfadaba al ver su terreno lleno de toperas y las destrozaba, pero a Grabowksi no le importaba porque podía hacer más.
Pero un día pasó algo mucho peor, un montón de hombres llegaron a la pradera y se pusieron a medir el terreno con máquinas e instrumentos extraños.
Los hombres rompieron la madriguera de Graboski, y el topo empezó a preocuparse ya que no entendía qué estaba pasando.
Cuando comienzan las obras el frágil equilibrio del mundo de Grabowski se desmorona
y el topo debe huir para no acabar aplastado por una excavadora o algo peor.
Esta parte está muy bien narrada y, como adulto, uno siente el miedo y desamparo de Grabowki, aunque lo bueno es que el autor no usa un lenguaje agresivo o que pueda dar miedo a los niños. Ellos se quedan más con la sensación de aventura y sienten la tensión de qué pasará con Grabowski.
A pesar de reventaros el final, para que no os preocupéis os cuento que el bueno de Grabowski consigue huir de los humanos y encontrar una nueva pradera, tranquila y alejada, donde construir sus toperas.
El topo Grabowski es un cuento estupendo para hablar con los niños de ecología, de la convivencia con la naturaleza, y también, con un lenguaje adecuado a su edad, sobre lo destructivos que podemos ser los seres humanos en nuestro afán (o necesidad) de progreso, sin tener en cuenta que no estamos solos en el planeta.
Podemos hablarles de las ciudades y el campo, los problemas que implican para los animales y plantas nuestra expansión, y empezar a concienciarles de lo necesario que es ir hacia una sociedad más respetuosa con el resto de seres vivos.
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