Uno puede leer en cualquier parte. Solo hace falta un libro. Metáfora de lo portátil.
Lugares donde se puede leer
(en los que yo he leído, o tal vez no):
- Sobre la hierba picajosa, en cualquier parque.
- En el metro, sentada en el suelo del vagón.
- Esperando trenes y aviones.
- En la playa, luchando contra el viento y la arena que se cuela entre las hojas.
- En bares intimistas, viendo atardecer.
- En las Vistillas, durante las fiestas de San Isidro.
- En la sala de espera del médico.
- En casas de amigos, cuando se van a la cocina y tomas por asalto sus estanterías para cotillear.
- En un parque de Cáceres, bajo un sol de justicia y de resaca después de un Womad.
- En el canal de Kreuzberg viendo pasar ratas debajo de las tarimas.
- Mientras comes un plato de espaguetis, con el libro entre las piernas y haciendo malabarismos para no mancharlo de tomate.
- En el tiempo muerto que hay entre la clase de Literatura Medieval y Morfología Histórica del español.
- Tumbada en la cama, susurrándole a alguien de quien te estás enamorando las frases subrayadas.
- De pie, en la biblioteca. Sin poder esperar a llegar a casa para empezar ese libro que llevas tanto tiempo queriendo leer.
- En una discoteca, sentada encima de un altavoz, con música atronadora y la gente a tu alrededor deseando mojar esa noche y ensayando las frases del éxito.
- Leer sin leer. Solo pasear, de forma bien visible, ese libro que será tu carta de presentación para ese grupo de intelectuales que te ponen cachondo.
- En el museo Reina Sofía, sentada en un banco de madera, incomodo y sin respaldo, y acompañada por el Guernica de Picasso.
- En los lugares que solo conoces por la descripción que hacen de ellos los libros, y que no pueden dejar de decepcionarte.
- En Macondo.
- En pelotas, en el camping naturista del Portús.
- En bragas, tumbada encima de la tarima flotante del salón.
- En una buhardilla de Malasaña, a las dos de la madrugada del día más caluroso del verano.
- En una colchoneta hinchable, flotando a la deriva en el mar de Menorca.
- Esperando, anhelante, las primeras contracciones de tu parto.
- En un tren regional a Badajoz.
- En un asador, mientras te traen el cochinillo.
- En la cama, alumbrada por una linterna.
- En un sofá de orejas que has sacado a la calle el primer día de primavera.
- ¿Se te ocurren más sitios?
Yo soy incapaz de leer en cualquier sitio, es una lástima, pero no tengo esa capacidad de concentración. A mí me gusta leer sentada al sol o en casa en el suelo o en la cama. En cambio mi ahijado devora libros como tú, los desayuna, merienda y cena... en cualquier sitio (en el baño, en el salón rodeado de gente y con la tele, en la playa, en el coche, en el campo, en una fiesta de cumpleaños... Yo me asombro...
ResponderEliminarHola, Charo:
EliminarYo tampoco tengo una gran capacidad de concentración, aun así leo en cualquier parte, pero no en todas las que enumero en la entrada. Seguro que tu ahijado y yo nos llevaríamos bien.
Gracias por visitarme.
Que tiempo tan feliz cuando eres joven y puedes leer en cualquier sitio y en cualquier postura.
ResponderEliminarUn sitio que recuerdo aunque no era yo la que leia.
Estabamos tomando suhsi en un japones en Kreuzberg (barrio de Berlín) y un chico turco muy joven leia en la esquina del banco de madera, sin comer, sin levantar los ojos como si lo único que existiera en el mundo fuera el libro y pensé que ya se estaba convirtiendo a la secta de los lectores impenitentes.
Pues yo esa imagen la he borrado de mi memoria, pero es muy literaria. Me encanta el nombre de "la secta de los lectores impenitentes", que no impertintentes. Un beso.
EliminarYo leo en cualquier parte. Hace unos días en el coche a la luz de una farola porque no quería quedarme sin saber el final del libro
ResponderEliminarBesos, una entrada genial
Hola, lectora:
EliminarPor lo que leo en tu blog seguro que lees en cualquier sitio imaginable. Me ha gustado mucho "bajo la luz de una farola".
Me alegro que te haya gustado mi lista medio imaginada.
Suelo leer en casa, en el metro y mientras camino al trabajo. Hasta ahora no me he tenido ni provocado un accidente. Saludos y gracias por compartir.
ResponderEliminarHola, Valdemar:
EliminarGracias por comentar en este paramo que ya se va pareciendo cada vez más a una pradera...
¿Lees mientras caminas? Lo he hecho alguna vez y es muy complicado.
Idealmente, en un sillón reclinable o relax, con la luz entrando desde atrás y a la izquierda. Si no hay más remedio, en el metro, tren o autobús, siempre que no vaya acompañado. Imposible en el salón, con otra gente y la televisión encendida. No tengo el poder de concentración de abstraerme del ambiente, y bien que los siento. Si me hablan cuando estoy leyendo, por dentro me pongo furioso, aunque me contenga, pero comprendo la frase de que, cualquiera podemos ser un asesino.
ResponderEliminarEl trono es un clásico.
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