Descripción corta: el malestar de la clase acomodada
Es curioso cómo a veces aparecen los libros que leo. En mi anárquica deriva de lecturas (tema que se merece una entrada aparte) hay espacio para seguir recomendaciones de amigos, blogs o revistas literarias de masas (sí, cuentan las dos veces al año que compro el Qué Leer en el aeropuerto), recuperar títulos de las listas que yo misma llevo redactando y actualizando desde hace muchos años (algún día, comiéndome la vergüenza, igual os la enseño), saqueos estudiados a la biblioteca de mis padres, tíos lectores y amigos sufridos, o por último las casualidades, a las que no hay que restar importancia.
La cena ha caído en mis manos así, por puro azar: un acto de sustitución, alguien abandona el libro en un rincón y Sergio me dice: "Llévatelo, yo no lo voy a leer". Resultado: dos días leyendo sin parar, en cualquier sitio, arañado momentos a las actividades diarias y relamiéndome mientras pienso: "¿Habría alguna vez leído este libro si no fuera porque alguien intentó cerrar una maleta con él dentro y casi le revienta la cremallera". La cultura a veces pesa y se puede abandonar para que otro la recoja, a su vez la abandone y así sucesivamente.
¿De qué trata La cena? Toda la acción se despliega a partir de una cena en un restaurante pijo en Ámsterdam. Dos matrimonios. El narrador es uno de los hombres, que al principio cae simpático. La cena parece ligera, divertida incluso, pero según avanza la novela y los platos se va complicando la trama y sus implicaciones, la comida se vuelve copiosa, empieza a caer como una bomba en el estómago y podría acabar en retortijones e incluso vómitos explosivos.
¿Qué relación une a los personajes? el narrador es el hermano de un aspirante a primer ministro, y a lo largo del libro iremos asistiendo a su relación, tormentosa y llena de envidias. También hay dos mujeres, la suya, a la que adora, y la mujer de su hermano; y los hijos de ambos, tres adolescentes, que aparecen de forma breve pero que son los protagonistas de los acontecimientos que se narran. Según avance la cena, y mediante pinceladas y flashbacks, vamos descubriendo quiénes son realmente este hombre y su mujer.
Personas capaces de traspasar cualquier límite con tal de defender a su hijo, sin importar las atrocidades que este haya podido cometer.
Personas capaces de traspasar cualquier límite con tal de defender a su hijo, sin importar las atrocidades que este haya podido cometer.
La novela es un thriller en el que la información se va dosificando al lector para crear un tenso clímax y terminar con una explosión, que hace que nos pasemos las últimas 50 páginas en vilo. El holandés Herman Koch narra inteligentemente y trata un tema muy actual de hondas connotaciones filosóficas y éticas, desde un ángulo escorzado. Lo hace sin caer en simplificaciones o moralinas, dejando que el lector saque sus propias conclusiones y reflexione a raíz de las palabras, pensamientos y actos de los personajes, sobre todo el narrador, que magistralmente va cambiando de registro según avanza la historia.
La novela me ha gustado y el autor ha conseguido conmigo el efecto que creo que pretendía propiciar en el lector.
Me interesan las historias que rascan en la superficie de las clases acomodadas occidentales y sacan a relucir podredumbres, hipocresías, violencia soterrada y toda una serie de cosas que no están a la vista y que dinamitan la autocomplacencia y el orgullo de una clase social y un modo de vida enraizados en el postcapitalismo que yo también habito, y sufro. Otros ejemplos que se me ocurren de libros que me hayan trasmitido esta sensación, aunque salvando distancias, son Diario. Una novela, de Chuck Palaniuk, y los Relatos, de John Cheever.
Me interesan las historias que rascan en la superficie de las clases acomodadas occidentales y sacan a relucir podredumbres, hipocresías, violencia soterrada y toda una serie de cosas que no están a la vista y que dinamitan la autocomplacencia y el orgullo de una clase social y un modo de vida enraizados en el postcapitalismo que yo también habito, y sufro. Otros ejemplos que se me ocurren de libros que me hayan trasmitido esta sensación, aunque salvando distancias, son Diario. Una novela, de Chuck Palaniuk, y los Relatos, de John Cheever.
*(Si te interesa este libro y no lo encuentras en tu librería de barrio o en la biblioteca, puedes comprarlo a través de este enlace y ayudarme a mantener el blog).
Muy bueno tu comentario sobre La cena, me paso lo mismo que a ti, me engancho y me tuvo en vilo, y con el tiron de este me fui a buscar el segundo libro de Koch, Casa de verano con piscina, lamento decir que no llega a la altura del primero.
ResponderEliminarExcelente tu blog!!!!
Hola, Cristina. Gracias por pasarte por aquí, y por la advertencia sobre la segunda novela de Koch.
Eliminar