(Cuando un escritor te decepciona)
Esta mañana me he puesto de mal humor, Fresy Cool tiene ese don, no se lo voy a negar, pero después de transitar por diversos estados de ánimo y sensaciones mientras la leía no he podido más y la he tenido que dejar. Y digo "tenido" porque realmente he sentido que la novela no me dejaba otra opción. Exactamente en la página 260. En realidad, me quedaban poco más de 100 páginas para terminarla; podía haber hecho el esfuerzo, pero estaba completamente saturada de su intelectualidad vacía, su superposición de citas intelectuales y sus guiños posmodernos.
No me gusta nada dejar los libros, en parte es como si traicionara al autor, pero tengo montañas de ellos esperando ser leídos y demasiado poco tiempo como para hacerlo por inercia, sintiendo que el fondo y la forma de la ficción no me aporta nada ni me remueve por dentro.
Podía haber sido diferente. Me gustan mucho las novelas generacionales, las historias de jovencísimos airados, y Fresy Cool y su Madrizcentro alucinado podía haberme enganchado...
A Antonio J. Rodríguez le conocía por su novia, Luna Miguel, a la que sigo a través de su blog. Ella es como un sueño: poeta, bella como una ninfa y una evocadora 3.0. También leí algunas entradas del blog del autor que escribía con el seudónimo de Ibraim Berlín; y me gustaron. Estaban llenas de referencias cultas, de cultura pop y análisis sociológicos, pero, claro, no pretendían ser un texto fundacional.
A Antonio J. Rodríguez le conocía por su novia, Luna Miguel, a la que sigo a través de su blog. Ella es como un sueño: poeta, bella como una ninfa y una evocadora 3.0. También leí algunas entradas del blog del autor que escribía con el seudónimo de Ibraim Berlín; y me gustaron. Estaban llenas de referencias cultas, de cultura pop y análisis sociológicos, pero, claro, no pretendían ser un texto fundacional.
La novela es... de verdad, me faltan palabras para describirla. Es lo más vacío y pretencioso que he leído en mucho tiempo. Aunque también es posible que yo sea una persona antigua que no entiende el valor disruptor de la experimentalidad en literatura. Fresy Cool es básicamente un experimento fallido, una novela que dinamita los géneros, la linealidad, la trama en pos de una verborrea incontenible, tropecientos heterónimos, ironía y miles de lecturas metidas a presión en el texto para que al lector no se le olvide la grandísima cultura de su autor (y tampoco su enorme ego).
Aún así, intentando ser justa, creo que tiene mucho mérito escribir así, tan difícil, tan lleno de literatura, jerga y cambios de espacio-tiempos, narradores... pero también creo que Antonio J. Rodríguez escribe para sí mismo y no para los que le leemos ya que estoy segura de que no soy la única que se ha sentido timada. Y es raro, porque está bien escrita, es un auténtico ejercicio de virtuosismo literario, pero no hay nada auténtico ni visceral en ella. Es todo falso y plasticoso.
Aún así, intentando ser justa, creo que tiene mucho mérito escribir así, tan difícil, tan lleno de literatura, jerga y cambios de espacio-tiempos, narradores... pero también creo que Antonio J. Rodríguez escribe para sí mismo y no para los que le leemos ya que estoy segura de que no soy la única que se ha sentido timada. Y es raro, porque está bien escrita, es un auténtico ejercicio de virtuosismo literario, pero no hay nada auténtico ni visceral en ella. Es todo falso y plasticoso.
Tomo una cita de las muchísimas que a su vez hay en la novela: "Toda novela se escribe para vengarse". Oye, pues lo has conseguido.
No sufras, no recuerdo haber leído una reseña mínimamente positiva de 'Fresy cool'. Y aunque no tenga nada que ver, Luna Miguel y su dolor amoroso post-adolescente me provoca un rechazo visceral en primera instancia, para seguidamente diluirse en 10^100 ppm de indiferencia.
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