Isabel, mi madre, vuelve a colaborar en el blog. Seguro que muchos ya la habéis leído en las dos entradas que ha escrito sobre Berlín, pero a los que no os dejo los enlaces de sus otras entradas y reseñas: Situaciones berlinesas, de Raul Zelik, El olvido que seremos, de Hector Abad y De puertas adentro, memorias de Amalia Avia.
Hoy viene a hablar de un maravilloso libro infantil. Os dejo con ella.
Historia de un libro descatalogado
Quiero hablar de un libro que ya no
podemos encontrar en las librerías, la editorial donde se editó por primera vez fue comprada por una gran
multinacional y esta no volvió a publicarlo.
Su protagonista, mitad humana y mitad pata, se pasea triste por la primera parte
del cuento: tímida, delicada, de ojos grandes y melancólicos, no consigue que
nadie conteste a sus educados “holas”. Insegura, piensa que es culpa suya, que
algo está haciendo mal… hasta que ya no puede más y grita ¡TONTOS! Pero cuando ya se da por vencida, se resigna a estar sola
y recoge sus cosas para irse… De repente de un agujero surge una rana simpática
y traviesa: ambos personajes juntos inventan juegos y bromas, cantan, saltan,
ríen… ante la mirada asombrada de un tercero que los ve alejarse pensado que
están locos y que son “tontos”.
Es un libro especial, original, muy distinto a los que están de moda: Los personajes no tienen nombre,
están dibujados de forma sencilla y esquemática pero muy expresiva en perfecta
sintonía con el texto. Las letras, grandes, son de diferentes tipos y tamaños
según la situación y el estado de ánimo que reflejan. Me parece un acierto que
los fondos de paisaje sean composiciones fotográficas, que se incluyan páginas
vacías, en blanco, que dan idea de soledad y desamparo, y páginas llenas cuando
la protagonista estalla y se rebela. Con muy pocos personajes y elementos: un
sombrero, una cometa, un patinete, una mochila… logra contar un montón de
cosas. El texto es breve pero muy preciso y eficaz, sin ñoñerías; me encanta el
final con el juego de palabras acabadas en “ola”.
Es muy adecuado para niños que empiezan a leer. Muchas veces tengo la impresión de que
los libros infantiles buscan deslumbrar a los adultos que los compran, más que
gustar a los niños a los que van destinados. Mi nieta, y me consta que otros
muchos niños y niñas, se quedan enganchados de este cuento, captan a la primera
a los distintos personajes, reconocen las palabras y entienden todo lo que va
pasando.
Creo que el secreto del cuento es que habla de forma sencilla de
sentimientos y momentos por los que todos hemos pasado: la dificultad de hacer amigos y de
integrarte en un grupo, el miedo al rechazo, el sentirte invisible, la
tristeza, la indignación… Pero en la segunda parte aparece también la alegría
de encontrar al fin a alguien con quien inventar todo tipo de juegos. Y el
lector suspira aliviado cuando en la última viñeta ve alejarse a las dos ―rana y protagonista― por el camino cantando, agarradas
del hombro, sin preocuparse de la opinión de los demás, contentas y felices con
una amistad que intuimos durará para siempre.
Es muy bonita la historia de su publicación: Elisa Mariscal, autora del texto y
las ilustraciones, había trabajado en España para distintas editoriales; en una
visita privada a México pidió una entrevista a Daniel Goldin, un referente a
nivel mundial en el sector del libro infantil y juvenil; para su sorpresa, no
solo le concedió la entrevista, sino que se ofreció a publicar el libro, pero
de una forma activa: Elisa trabajó con Goldin en el proyecto lunes tras lunes
hasta agotar su estancia en México. Y asegura que aprendió más en esas semanas
que a lo largo de toda su trayectoria profesional.
El álbum se publicó. La SEP en México
lo eligió entre los libros obligatorios para las bibliotecas escolares en su programa
de fomento de la lectura, y en España fue seleccionado por la Fundación Germán
Sánchez Ruipérez.
Por desgracia, ya no podemos comprarlo fácilmente,
ha desaparecido, víctima, como tantos otros libros, de las políticas
editoriales: grupos multinacionales cuyo interés es vender mucho sin que
importe demasiado la calidad, que hacen que los libros “pasen de moda” rápidamente
convirtiéndolos en un producto más de consumo de usar y tirar.
Ojala alguna editorial lo rescate del
olvido y otra generación de niñas y niños pueda disfrutar con ¡TONTOS!
Aún puede encontrarse alguna referencia
en: